Un hombre espera la noche perfecta: 30 grados de temperatura, 30 grados de humedad y vientos de al menos de 30 km/h. Conoce las frecuencias de la Guardia Civil, obligada ahora a hablar por móvil
Javier Brandoli-Madrid- LA RAZON DIGITAL
Lleva meses intentando convertir en humo sus sueños.
Se mueve con sigilo y controla los movimientos de los que intentan «cazarlo».La amenaza espera, con calma, a que el clima le brinde la oportunidad de volver a prender la mecha. El monte es su presa, el resto sus enemigos.
La Guardia Civil y los forestales llevan semanas esperando su próximo intento. Cercando a su entorno -sospechan que conoce perfectamente sus pasos y que es vecino de la zona-.
El pirómano, mientras, aguarda a los tres treintas: más de 30 kilómetros por hora de velocidad del viento; más de 30 grados de temperatura y menos de 30 grados de humedad. Cuando eso pase, la naturaleza de los alrededores de Arenas de San Pedro, en Ávila, correrá peligro.
«El pasado 4 de abril, a las 02:00 horas, «P», que así llamaremos al pirómano, comenzó su macabro reto con el monte. Entonces, más de 100 hectáreas ardieron, pero los que allí trabajaron se sorprendieron «de la virulencia y velocidad con la que se propagaron las llamas». Uno de los guardas forestales de la zona explica lo que allí se encontró: «Prendió seis focos distintos y, por un momento, pensamos que el fuego se nos iba de las manos». Desde entonces, «P» ha esperado a que el calor le permitiera contemplar, esta vez sí, el resultado de su obra perfecta. Cerco a «P» Más de veinte incendios se han producido desde principios de julio en el área entre Arenas de San Pedro y Candeleda. El 24 y 31 de julio hizo intentos más importantes, pero el goteo de llamas en el monte es constante. «Yo creo que va a pasar algo gordo y grave, sólo está esperando a los tres treintas», predice un forestal que lleva más de tres décadas de oficio en la zona. «Él lo va a volver a intentar», concluye. En todos los casos ocurridos desde el mes de abril, la investigación ha concluido que se trataba de incendios intencionados. Todos le esperan, y para ello se han preparado dispositivos especiales de vigilancia. «Creemos que nos tiene controlados, que conoce nuestros movimientos», explican los forestales. Este hecho ha provocado que se cambien las comunicaciones: «Ya no hablamos por la emisora, nos comunicamos con nuestros teléfonos móviles». No es un caso extraño en este tipo de situaciones, «los pirómanos suelen conocer la frecuencia de estas emisoras. En ocasiones, incluso, las roban con anterioridad». Además, «P» conoce a la perfección los caminos rurales. «Creemos que es alguien de aquí, que conoce bien estos montes». Detener a alguien así es una misión casi imposible. «¿Cómo pillas a una persona que se mueve por la noche en un coche tirando algodones prendidos por la ventana?», se lamenta el guarda forestal. No es el primer caso de un pirómano al que se enfrentan en Arenas de San Pedro. «En 1985 sucedió lo mismo. Estuve a punto de coger al pirómano en plena acción. Paré el coche frente a él y le di las largas. Cuando fui a cogerle se subió a su coche y salió huyendo. Era un Renault 5 rojo, pero la matrícula era falsa», recuerda el guarda. Entonces, eran años de especulación y madera pero, ahora, parece que «P» no tiene más motivo que el placer de hacer ceniza la montaña. «Aquí hay algún conflicto por el desdoblamiento de la carretera AV924, pero yo creo que en este caso no hay intereses económicos».
Mientras, los guardas forestales cambian las rutas, vigilan a diferentes horas y, al menos, se preparan para estar diligentes cuando prenda el bosque. La Guardia Civil también está tras los pasos de «P». «Hay incremento de efectivos en la zona», explica el portavoz de la Asociación Unificada de Guardias Civiles, Juan Antonio Delgado.
Todos esperan el próximo movimiento de «P» para detenerle, una pista, un descuido.
El monte, mientras, aguanta sus embestidas.
"NUNCA MAS MUERTE Y CENIZA EN NUESTROS CAMPOS"
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