19 ene 2008

CASTILLA Y LEON - AGUA A RAUDALES

Foto: Miguel Camacho
Cascadas y colas de caballo comienzan a estar en su mejor momento
18.01.08 -
JAVIER PRIETO GALLEGO

Aunque parezca cosa de ir contra natura, no es el verano el mejor momento para arrimarse al agua que corre libremente por los montes. Al menos a aquellas corrientes que tienen entre su mejor disciplina la del salto de altura.
Y aunque todavía no es tiempo de Olimpiadas, cascadas, torrenteras o colas de caballo muestran sus mejores marcas en época de lluvia y tormentazo. Por eso conviene tener en la lista las que pillan más a mano o, también, aquellas que en verano pintan escuálidas o enfermizas.
Castilla y León, pese al estereotipo que tan difícil parece despejar, es una tierra pródiga en sorprendentes cascadas, espectáculos de temporada que, como las setas, hay que disfrutar cuando la naturaleza tiene a bien conceder el permiso.
Estas son algunas de las que nadie debiera de prescindir.
Cascada del Arbillas.
Al sur de la provincia de Ávila, bajo la carretera C-501 que une las localidades de Arenas de San Pedro y Poyales del Hoyo, dos kilómetros antes de esta última, se descuelga en magnífica torrentera un río Arbillas que baja desde las alturas del Macizo Central de la Sierra de Gredos.
Merece la pena caminar unos metros por la carretera en dirección a Poyales del Hoyo, hasta la siguiente curva.
Allí, por la izquierda, arranca la pista encementada que, siguiendo hacia la izquierda, regresa de nuevo al vallejo por el que se angosta el río, ofreciendo desde un pequeño balcón una perspectiva del Arbillas.
Un poco más allá, tras pasar una moderna casa de ladrillo, aparece de nuevo la cascada, al fondo, mientras que la pista salta el curso del río por un añejo y tosco puente en cuya zona central se referencia la época de su construcción.
Cascada de Peñaladros.
En el corazón del valle de Angulo, al noreste de la provincia de Burgos, se localiza uno de los saltos de agua con más encanto de Castilla. En el descenso del puerto de Angulo, transitando en dirección a Artziniega, se encuentra la carretera que se interna por el valle.
Después de la última casa del pueblo de Cozuela, por la izquierda, una pista de tierra conduce, en unos 500 metros, hasta la cascada de Peñaladros.
El salto del Nervión.
Junto al del Pozo de los Humos, en la provincia de Salamanca, es uno de los torrentes más espectaculares que pueden degustarse sin salir de la comunidad. Cuando las lluvias han sido intensas o el deshielo es repentino abruma contemplarlo desde el mirador situado en el espacio natural de Monte Santiago, en el extremo nororiental de la provincia burgalesa, en el límite con la provincia de Álava.
El acceso al paraje se localiza muy poco antes del alto del Puerto de Orduña, en la N-625 que une Bilbao y Burgos. Al Pozo de los Humos se llega desde el pueblo de Pereña, en la esquina noroccidental de la provincia de Salamanca, dentro del espacio natural Arribes del Duero.
Orbaneja del Castillo.
Es imposible pasar por la carretera que une Pesquera con Valderredible y no pararse a contemplar el salto de agua que se descuelga, a los pies del pueblo, desde el páramo hasta el Ebro. Es lo que tiene la roca porosa, la tobalina, tan abundante aquí que deja pasar al momento cuanta agua recibe del cielo. Desde Burgos se llega tomando la N-623 hasta Quintanilla-Escalada. Poco después, otra carretera lleva hacia Escalada y Orbaneja del Castillo.
Cascadas de Sotillo.
El parque natural del Lago de Sanabria alberga en su interior estos apetecibles saltos de agua que, en los otoños, se visten, además, con el aderezo deslumbrante de la floresta caduca. Ahora lo que ofrecen es un caudal más espectacular y sonoro.
El itinerario a pie para llegar hasta ellas parte del pueblo de Sotillo de Sanabria, hasta donde se accede desde Puebla de Sanabria tomando la ZA-104 hacia El Puente. Desde aquí otra carretera lleva en 8 kilómetros hasta Sotillo.
El Chorro de Navafría.
Este salto de agua se sitúa en el interior del área recreativa del mismo nombre, en los pinares guadarrameños que rodean la localidad segoviana de Navafría. En realidad se trata de una sucesión de toboganes rocosos por los que se descuelga el agua del arroyo del Chorro hasta que termina su carrera precipitándose en un fresco y oscuro pozo.
Muchos días del invierno este tobogán permanece tan helado que la torrentera prácticamente desaparece. Desde Segovia se llega, en 35 kilómetros, tomando la N-110 en dirección a Soria. Nueve kilómetros después de Collado Hermoso sale un desvío a la derecha que, en 1 kilómetro más, lleva hasta Navafría.
noticia publicada en: NORTE DE CASTILLA

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