Se echó de menos por parte de las madres presente en el acto un poco de animación y simpatía por parte del encargado de manejar el cañón. Durante toda la actividad su risa y simpatía brilló por su ausencia y la sensación era de desgana y deseo de terminar para largarse. De hecho atravesó la plaza con su furgoneta antes de que se recogiera la espuma y con niños pequeños en el medio de la plaza. Esperemos que en una proxima ocasión la empresa mande un operario más dispuesto a entretener y animar a los niños.
A pesar de lo anteriormente expuesto, los chavales de lo pasaron en grande y disfrutaron durante una hora de un buen baño de espuma.
Sin duda, cuando más animados y más se divirtieron fue cuando Luismi procedió a limpiar la plaza con la manguera de riego. Todos querían colaborar y todos esperaban que les llegase el agua de la manguera. Lástima que Luismi no hubiera manejado el cañón, de seguro que los niños se hubieran divertido aún más.
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