17 abr 2007

PALRANDO AL FRESCO

PALRANDO AL FRESCO DEL VERANO


Una noche de primeros de agosto, en un banco de Los Parrones, el tío Domingo (82 años) y el tío Emi­liano (75 años), y sus respectivas mujeres Marce y Carmen, nos contaban algunas cosas de «antaño» y de «hogaño».
—Domingo: ¿Que qué son las canículas? Hay canículas y cabañuelas. El año tiene dos canículas pa ver el tiempo que va hacer: la de San Juan y la del primero de agosto. Aluego ya el día dos de agosto espienza enero, luego febrero y asines hasta que güelve diciembre. En de el día catorce espiezan las cabañuelas y se güelve a ver todo el año y todos los meses hasta el día veintiséis de agosto que s'acaba con diciembre.
—Emiliano: Lo que pasa es que hay que mira to los días y apuntarlo en un cuaderno, ver las demuacio-nes, si el tiempo está asentao.
—D: Si el aire viene de abajo barrunta agua, si viene de la sierra frío, si viene del Este también frío y nieve. En de los hondos no se puede apreciar, a veces el aire rebota y no se observa bien. Me paece que sin embargo el año que viene va a ser seco.
—E: Si ves un nublao por la tarde, como se ponga colorao barrunta aire, y lo mesmo por la mañana, agua.
—D: Como se ponga «la vaca de sea», como dicen los candeleanos, ya tenemos el tiempo encima.
—E: Los animales también saben mucho del tiempo.
—D: Si detrás de las cabras van las monteses p'abajo, ya tienes el temporal encima. Lo mesmo que si bravan las vacas a la postura del sol, nieve segura. Si en el ivierno te encuentras una culebra, mal tiempo;
cuando la veas en abril a la «raza» del sol, aunque estuviera lluviendo, deja de llover y buen tiempo.
—E: También, cuando picabas el pino y vías una gota de agua correr p'abajo, tenías el agua encima.
—D: Cuando encima de los cerrillos vieras las porretas como un granito de ceba, aquel año era nevao.
—E: Es que antes el que sembraba el campo y el ganadero para su ganao tenían que saber del tiempo.
—D: Mi zamilia eran cabreros. Este era el pueblo que más ganao tenía siempre, sobre to cabras. Había más de veinte piaras grandes, de más de cuatrocientas cabezas, alror de seis mil cabras.
—E: Conocíamos a las cabras de ca uno por el sonar de los cencerros. Y conocíamos a nuestras cabras una a una, y ca una tenía su nombre, como los vecinos del pueblo.
—D: Las cabras subían a la sierra en desde el quince de junio hasta San Juan, y abajaban alror de los Santos, singún tenían la montanera de las bellotas en las dehesas.
—E: Los criaos se ajustaban en las ziestas de San Pedro, por eso se la llama la «ziesta de los mozos y de los criaos».
—D: Yo espencé de criao con unos y con otros. Y cobrábamos ca año cuatro o cinco chivas. Algunos cuando ya ajuntaban unas pocas se ponían por su cuenta.
—E: De las cabras se vendía el queso y la escurría (el suero) se echaba a los guarros y perros. Ahora pu’así se vende la leche.
—D: Hogaño los cabreros son señoritos, tienen las cabras encerrás siempre. Antes cenaba el cabrero y se iba pu'ahí con una manta, porque los corrales se hundían con la chapatina y el agua.
—E: Las majas se han caío al estar vacías y no ir naide, nengún cabrero.
—D: Antes vivía toda la zamilia en la majá y se echaba a los hijos al ganao. De ciento, uno iba a la escuela, los otros se enseñaban unos a otros a leer y a escribir.
—E: Los cabreros que vivían cerca del pueblo iban a dormir a su casa. En el pueblo también había gente que trabajaba en la limpia. Yo he conoció cuadrillas de setenta y ochenta tíos. Iban con el guarda local y un concejal, y los pagaba el Ayuntamiento o el Distrito Forestal, que era el ICONA de antes. Pagaban menos que los patronos y ahora es al revés. Por cada cuatro limpiadores iba un quemador, encargado de prender la broza y ésta se prendía en to tiempo, a no ser que estuviera muv seco.
—D: Por eso antes había menos zuegos, porque el monte estaba limpio y había ganao que hacía verea y servía de contrazuego y nunca corría la lumbre . Antes iba el zuego por el suelo y ahora va por las copas.
—E: Antes no había cuadrillas de incendios, sólo dos lumbreros. Yo lo zui y estábamos dando güeltas sin sitio zijo y en donde cada día nos mandaba el alcalde. Y teníamos que justizicar con la zirma de alguno por donde habíamos ío.
—Carmen: La vida ha cambiao mucho. Antes se sembraba centeno, salvao, lino y de to. Yo no lo he visto pero antes las sábanas las hilaban aquí. A la agüela de la Sunció la he conoció hilando lino con dos palos, los iba torciendo.
—Marce: La vida era dura, a mí también me tocó servir y pasar muchas penas por esos caminos. Zíjate que antes había lobos. Recuerdo una vez, que truje una carga de leña desde el Torno a Zlores. La solté y me decían: «¡Hija, notevayes!», pero yo mejui con el caballo y al llegara lasTejeillasel caballo daba resoplíos, de zorma que al llegar al Torno, otra vez, no se metió corriendo a la cuadra porque estaba la puerta cerra. Lo que barruntaba el animalito eran los lobos.

—D: Ya no hay lobos, se han ío cazando y antes los alcaldes abonaban algo por ellos. En Arbillas tenían dos cepos pa pillarlos y un corral de lobos; lo qu'es que ya está caío. Se echaba en él chicha o una cabra delgaúcha, en el inte que lo sentía el lobo, brin­caba dentro y después se le mataba.
—M: Los lobos atacaban a las cabras, cerdos y a los chotos, sobre todo a las borras, que tenían mejor carne. Si golían gente no los solían atacar, pero a veces lo han hecho.
—D: Una vez estaba un padre con una hija lim­piando centeno en una era. El padre dijo: «Hija, güelvo enseguía, voy a por un poco de grano, no te dé miedo de estar sola». La muchacha se queó dormía y apareció en el inte un perro viejo que la tapó con paja y la meó. La muchacha se levantó y a escape se subió al alto de un tejao de una casa. D'allí a un poco vinie­ron los lobos y de rabia que le dio de que allí no estaba y el perro les había engañao, se liaron con el perro y le mataron a mordiscos. El padre, cuando golvió y vio los pelucherones gritó, temiéndose lo pior: «¡Hija! i Hija!». Esta estaba tranquilamente por cima de un tejao.
—M: Yo oí decir que en Madrigal un padre y un hijo estaban haciendo carbón y parecieron los lobos y se agarraron los hombres aun roble, el hijo po arriba y el padre por bajo. Al padre los lobos le engancharon y se lo comieron, y quedaron sólo los pies en los zapatos.
—D: Estas son algunas de las muchas experien­cias que en la vida amos tenío.
Otro día nos seguirán contando más, y nosotros continuaremos aprendiendo de sus conversaciones y admiraremos ese lenguaje y esas expresiones tan peculiares del habla de nuestro pueblo, que poco a poco van desapareciendo, pero que nosotros no queremos olvidar. Hicimos esta entrevista: Rosa, Fernando y Lourdes

(artículo publicado en LA GARGANTILLA en el año 1993)
Sirva de Homenaje al tío Domingo y a la tía Marce que están pasando por una larga enfermedad y a su hija Regina que los cuida de forma admirable. Las personas nacen, viven y mueren, pero mientras las tengamos presentes en nuestras memorias, siguen existiendo.

2 comentarios:

  1. ¡HE PASAO UN RATICO MUY BUENO LEYÉNDOLO!
    Escribo cosas de antaño parecidas fruto de mis recuerdos...
    www.rincondelayer.blogspot.com

    ResponderEliminar
  2. ¡HE PASAO UN RATICO MUY BUENO LEYÉNDOLO!
    Escribo cosas de antaño parecidas fruto de mis recuerdos...
    www.rincondelayer.blogspot.com

    ResponderEliminar